dioses de la cultura Nazca
Los dioses de la cultura Nazca son el conjunto de divinidades o deidades a las que adoraban y veneraban los miembros de esta civilización que habitó el sur de Perú entre el siglo I y el VI. Era tanta la importancia de sus divinidades que muchas construcciones fueron hechas en honor a estas, además, en sus expresiones artísticas e incluso en sus tejidos se les presentaba o rendía homenaje de alguna forma.
Pero, ¿a qué o a quienes adoraban los Nazcas?, ¿cuáles eran sus deidades principales? Descúbrelo a continuación.
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¿A qué adoraban los Nazcas?
La religión de los Nazcas era politeísta, es decir, adoraban a varios dioses que tenían que ver con el entorno natural. Su deidad principal era el Dios Creador y a este se unían las divinidades del mar, el cielo, la tierra, el fuego, el agua y el viento.
Como parte de sus ritos religiosos, hacían sacrificios humanos y tenían la costumbre de momificar la cabeza de los muertos, adornarlas y tejerlas para presentarlas como ofrendas a sus deidades.
Además, muchas de sus construcciones y creaciones artísticas eran también ofrecidas a estas como regalo o donación para que su sistema hídrico funcionara y la sequía no afectara sus actividades agrícolas, que eran su principal fuente económica y de subsistencia.
Para los Nazcas, los dioses vivían en la montaña y tenían la capacidad de transformarse en cóndores y sobrevolar sobre todo el desierto. También, se creía que esta ave era intermediaria en los sacrificios ceremoniales, razón por la cual muchas veces los enemigos eran decapitados y tras esto el cuerpo era lanzado al aire libre para que los cóndores lo comieran.
Dioses principales de los Nazcas
La cultura Nazca, como heredera de la Paracas, tenía dos dioses principales: un creador y un destructor.
Dios creador: Kon
Kon, hijo del sol, era la principal deidad adorada por los Nazcas. Se le atribuye mediante el poder de su palabra, el haber creado el cielo, la luna, estrellas, la tierra y todo lo que hay en ella, incluyendo a los animales y a los hombres.
Según la mitología, llegó desde el mar por el norte y se le representa con forma humana (sin huesos ni carne), con máscaras de felinos, un báculo (bastón), cabezas trofeo y grandes ojos (de ahí viene el nombre de dios Oculado), volando sobre la planicie.
La misma creencia en torno a esta deidad indica que cuando crea a los hombres les da suficiente agua y una tierra fértil, pero como estos olvidaron hacer los sacrificios, el castigo fue la sequía y la transformación de la tierra fértil en un gran desierto. Sin embargo, en su bondad les dejó unos cuantos ríos, pero tenían que ingeniárselas para obtener el agua de estos.
El mito indica que Kon fue derrotado por Pachacámac, su hermano, quien destruyó todo lo que el primero había hecho, convirtió a los hombres en animales antes de enviarlos a los Andes. Luego, creó todo, incluyendo a nuevos hombres y mujeres hermosas.
Dios destructor: Botto
El dios más terrorífico y temido de la cultura Nazca era Botto, al que se relacionaba con la destrucción y el miedo.
Su figura es descrita como la de una criatura marina, pero con apariencia no solo de pez, sino a la vez de felino y ave. A diferencia de Kon, este vivía en el mar y no andaba volando, así que era una especie acuática a pesar de tener rasgos de otros tipos de animales.
Pero ¿por qué los Nazcas rendirían adoración a un dios destructor? Se cree que no era por afinidad o por agradecimiento, al contrario, la razón estaba precisamente en el miedo. El temor a que les hiciera algún daño era tan grande, que preferían ofrecerle sacrificios para evitar molestarle.
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